Firme, erguida
en aquel extremo
rodeada de concreto,
doliendo
como tus palabras.
Aquel es un largo camino,
pero hay final
y el túnel se va acortando.
No quiero llegar,
tu sola presencia me desdibuja
mostrando tus defectos,
tan propios,
en mis antiguos pasos
[hoy ajenos].
No quiero llegar
y saborearte:
aquel manjar amargo.
Gracias a tus espinas,
prefiero el dulce de nuevas mañanas.
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